poema al dinero. david minayo mogollon.
En tierras de oro y plata, donde el sol brilla fuerte,
el dinero camina, su poder es la suerte.
Con brillo en los ojos, los hombres lo buscan,
en su danza brillante, las almas se arriesgan.
Oh, noble tesoro, que en manos se desliza,
con un canto seductor, la vida se eterniza.
Eres rey y eres dios, en la mesa de banquetes,
la alegría y el llanto, en tus manos se meten.
Mas ten cuidado, viajero, no te dejes engañar,
pues el oro es un amigo, pero también un rival.
En su abrazo cálido, la codicia se asoma,
y en la sombra del brillo, la traición se desploma.
Con astucia y valor, el sabio te aconseja,
que el dinero es un río, que fluye y se despeja.
Si lo usas con juicio, en el camino hallarás,
que la riqueza verdadera, en el corazón está.
Oh, dinero, dulce canto, que a muchos ha cautivado,
te buscas en el oro, en el brillo del pasado,
pero recuerda, viajero, que no todo es sagrado.
En la búsqueda del lujo, a veces se pierde el ser,
y en la avaricia ciega, se olvida el verdadero querer.
Con manos generosas, el dinero puede brillar,
cuando se da con amor, en la vida se hace hogar.
Construye puentes fuertes, ayuda a quien lo necesita,
pues el valor del dinero, es la bondad que lo habita.
Oh, noble tesoro, que en el mundo has de andar,
no permitas que el miedo, te impida soñar.
En el juego de la vida, tú eres solo un medio,
para alcanzar los sueños, y no ser tu propio enredo.
Así, viajero sabio, en tu camino avanza,
con el dinero en la mano, pero con el alma en danza.
Recuerda que la riqueza, no solo es material,
sino el amor compartido, y el respeto leal.
Oh, dinero, dulce canto, que a muchos ha cautivado,
en tu danza brillante, el corazón es el legado
En un reino lejano, donde el oro reluce,
nació un poder antiguo que el mundo seduce.
Con su brillo resplandeciente, atrajo a los hombres,
susurros de fortuna, en sus sueños se asombran.
Oh, Dinero, rey de reyes, en tronos de cristal,
con tus manos de seda, forjas un destino inmortal.
Eres el puente dorado entre el deseo y el anhelo,
el faro que guía a aquellos que buscan su vuelo.
En los mercados bulliciosos, tu nombre se escucha,
con cada transacción, el corazón se enjuicia.
Eres amigo leal en tiempos de necesidad,
pero en la sombra acechas, con tu fría verdad.
Con tu poder, los imperios se alzan y caen,
las naciones se mueven, y los sueños se traen.
Eres el hilo dorado que une a los mortales,
la fuerza que impulsa los más grandes ideales.
Mas ten cuidado, viajero, en tu búsqueda de gloria,
pues en tu abrazo cálido, también hay una historia.
La avaricia acecha, como sombra en la noche,
y aquellos que te adoran, a veces pierden su derroche.
En la danza del poder, la lealtad se desvanece,
y en tu brillo engañoso, el alma a menudo perece.
Oh, Dinero, dulce canto, que a muchos ha tentado,
en tus manos se forjan destinos aclamados.
Con un susurro suave, compras corazones,
pero a menudo olvidas las verdaderas razones.
Eres el rey de los sueños, el oro en la mirada,
en el juego de la vida, la carta más jugada.
Con tu luz resplandeciente, los hombres se ven grandes,
y en tu búsqueda ciega, a veces se vuelven grandes.
Mas no olvides, viajero, que en la vida hay más,
que el amor y la amistad son tesoros de verdad.
El dinero es un medio, un recurso en el camino,
pero el verdadero valor se encuentra en lo divino.
Así, en este canto, celebro tu poder,
mas con sabiduría, aprendamos
Oro en la bolsa,
tentación en el alma,
fe en el camino.
Riqueza pasajeraera
la vida es un don puro,
compasión es paz.
El templo resplandece,
con ofrendas sinceras,
corazones fieles.
Dinero es un río,
que fluye y se desliza,
no es fin, es medio.
En manos de fe,
la riqueza se comparte,
amor es el bien.
En el altar brilla,
la luz del sacrificio,
oro en la fe.
Caminos de paz,
con el dinero en mano,
se siembra bondad.
Ofrendas caen suaves,
como lluvia de gracia,
en corazones.
Riqueza divina,
en actos de compasión,
el alma se eleva.
La avaricia ciega,
en la sombra se oculta,
la fe es el faro.
No es el oro puro,
sino el amor sincero,
quien salva y redime.
Así, en la vida,
el dinero es solo un bien,
si se da con amor.
En la arena del poder, donde los sueños se forjan,
nace un rey silencioso, que a todos desahoga.
Oh, Dinero, aliado, en la danza del destino,
tu brillo atrae miradas, en el juego divino.
Con tu abrazo dorado, los caminos se abren,
promesas en los labios, donde las sombras caben.
Eres la moneda que compra corazones,
la fuerza que mueve masas y sus ilusiones.
En los salones de mármol, los tratos se sellan,
con un guiño sutil, las lealtades se revelan.
Oh, Dinero, poderoso, en tus manos el futuro,
con cada decisión, el rumbo es seguro.
Mas cuidado, oh político, en tu búsqueda de gloria,
pues en el brillo del oro, a menudo hay una historia.
Las manos que te aplauden, pueden volverse frías,
y aquellos que te siguen, pueden ser tus agonías.
En la lucha por el voto, tu nombre resplandece,
pero recuerda, viajero, que el pueblo no se adere
en el eco de sus voces, la verdad se prefiere.
El dinero es un medio, no el fin de tu andar,
la confianza del pueblo es el verdadero hogar.
Con cada promesa, el futuro se dibuja,
pero si olvidas el alma, la esperanza se arruga.
Oh, Dinero, tentación, que en el poder resplandece,
en la sombra de tu brillo, la ética se estremece.
Las campañas son batallas, donde el oro es rey,
pero el corazón del pueblo, es el verdadero ley.
Las urnas son testigos de lo que se ha sembrado,
y el legado que dejas, es lo que has cosechado.
Así, en este canto, celebro tu poder,
mas con sabiduría, aprende a comprender.
Que el dinero es un río, que fluye y se desvanece,
pero el amor del pueblo, en la historia permanece.
Oh, Dinero, compañero en la senda del poder,
que tu brillo no nuble, lo que es justo y sincero,
pues en la lucha eterna, el alma es el verdadero.
Las promesas vacías, como hojas en el viento,
se llevan la confianza, y dejan solo lamento.
En las salas doradas, donde el poder se juega,
los ecos de la ambición, son una cruel entrega.
El oro puede comprar, pero no el corazón,
y el respeto del pueblo, es la mayor razón.
Oh, Dinero, fiel aliado, en la política cruel,
no olvides que tu esencia, puede ser un papel.
Las riquezas que atesoras, no traen la felicidad,
la verdadera riqueza es la honestidad.
Así, en este viaje, donde el poder es rey,
mantén tu mirada fija, en lo que importa, en ley.
Que el dinero sea un medio, no el fin de tu andar,
y que en cada decisión, el amor pueda brillar.
Oh, Dinero, compañero en la senda del poder,
que tu brillo no nuble, lo que es justo y sincero,
En el campo de batalla, donde el sudor es ley,
un guerrero se alza, con la mirada en el rey.
Oh, Dinero, codiciado, en el mundo del deporte,
con cada victoria, se forja tu suerte.
Con el ritmo del latido, el corazón se acelera,
cada paso en la pista, cada jugada sincera.
Eres el trofeo dorado, el sueño alcanzado,
en el eco de los vítores, el esfuerzo es celebrado.
Oh, Dinero, compañero, en la gloria y el dolor,
en la lucha por el oro, eres el gran motivador.
Las medallas brillantes, en el pecho se cuelgan,
pero es la pasión ardiente, la que verdaderamente entrega.
Las horas de entrenamiento, el sacrificio constante,
cada gota de sudor, un paso hacia adelante.
En el juego de la vida, en el deporte y la fe,
el dinero es un aliado, pero no el único rey.
Con cada golpe fuerte, en el ring o en la cancha,
el espíritu se eleva, la victoria se lanza.
Oh, Dinero, dulce sueño, que brillas en el horizonte,
pero el verdadero triunfo va más allá del monte.
Las luces del estadio, el clamor de la afición,
son el eco de la lucha, de la dedicación.
Eres el aplauso que resuena en el aire,
pero el amor por el juego es lo que nunca se pare.
Con cada pase preciso, con cada salto audaz,
en la búsqueda del oro, el corazón es capaz.
El dinero puede llegar, como un río que fluye,
pero la pasión por el deporte es lo que realmente construye.
Oh, Dinero, compañero en la senda del campeón,
no dejes que la avaricia nuble la razón.
Que en cada victoria, en cada meta alcanzada,
el espíritu del juego sea la verdadera jornada.
Las amistades forjadas, en la lucha y el sudor,
son tesoros invaluables que dan vida y calor.
Comentarios
Publicar un comentario