poema a bill gates. david minayo mogollón.
En el vasto horizonte de la era digital,
un joven soñador forjó su destino triunfal.
Bill Gates, un nombre que resuena en la historia,
con su ingenio y visión, escribió su propia gloria.
Desde un garaje humilde, la revolución comenzó,
con líneas de código, el futuro se iluminó.
Microsoft floreció, un imperio en expansión,
tecnología al alcance, un mundo en conexión.
Filántropo incansable, su corazón generoso,
en la lucha por el bien, su impacto es poderoso.
Con la Fundación Gates, su legado se expande,
en salud y educación, su compromiso no se rinde.
Un líder visionario, un faro en la tormenta,
con cada innovación, nuevas puertas se alienta.
Desde las computadoras hasta la lucha global,
su huella es imborrable, su misión es vital.
Así, celebramos al hombre y su andar,
Bill Gates, un pionero que nos invita a soñar.
Con cada paso firme, nos muestra el camino,
un futuro brillante, donde todos son divinos.
Con cada desafío, su mente se expande,
buscando soluciones donde el mundo demande.
Desde el software que une hasta la salud que sana,
su pasión por el progreso nunca se desgana.
En conferencias y charlas, su voz resuena clara,
inspirando a generaciones, su sabiduría rara.
Habla de sostenibilidad, de un mundo mejor,
de cómo cada uno puede ser un agente de amor.
En la lucha contra el hambre, su esfuerzo es sincero,
con manos solidarias, construyendo un sendero.
Cada dólar donado, cada proyecto apoyado,
es un paso hacia un futuro más iluminado.
Y aunque el tiempo avance, su legado perdura,
en cada innovación, hay una chispa de locura.
Bill Gates, un símbolo de ingenio y bondad,
un faro que guía hacia la humanidad.
Así, en este poema, rindo homenaje a ti,
por tu visión y tu lucha, por todo lo que has sido y serás aquí.
Bill Gates, un nombre que siempre brillará,
en el corazón del mundo, tu legado vivirá.
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